Donando sangre

Hace muchos años, cuando trabajaba como voluntario en un Hospital, conocí a una niñita llamada Liz quien sufría de una extraña enfermedad. Su única oportunidad de recuperarse aparentemente era una transfusión de sangre de su hermano de 7 años, quien había sobrevivido milagrosamente a la misma enfermedad y había desarrollado los anticuerpos necesarios para combatirla.

El doctor explicó la situación al hermano de la niña, y le preguntó si estaría dispuesto a dar su sangre a su hermana. Yo lo vi dudar por solo un momento antes de tomar un gran suspiro y decir: "Si, lo haré, si eso salva a Liz."

Mientras la transfusión se realizaba, él estaba acostado en una cama al lado de la de su hermana. Estaba sonriente viendo retornar el color a las mejillas de su hermana, mientras nosotros los asistíamos. De pronto la cara del niño se puso pálida y su sonrisa desapareció. Miró al doctor y le preguntó con voz temblorosa: "¿A qué hora empezaré a morirme?

Siendo solo un niño, no había comprendido al doctor; él pensaba que le daría toda su sangre a su hermana. Y aun así se la daba.

 Anónimo

 Un lindo cuento para darte la bienvenida a este Club en donde encontrarás a personas generosas y de buena voluntad que están dispuestas a donar sangre en casos de emergencia.

Esperamos pronto contarte entre los miembros de este exclusivo club.

¡Mamá, tengo miedo!

He aquí la única razón real para no donar. El miedo no te lo podemos quitar y es libre. Si tienes miedo, no dones, pero piensa que con miedo o sin él, la donación es imprescindible para muchas personas. En México, alrededor de 4947 enfermos se benefician cada día gracias a la transfusión.

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